Oct 20 2011

¿Tenemos miedo al cambio?

Tal vez conozcáis el libro “¿Quién se ha llevado mi queso?”, escrito por Spencer Johnson y que trata, básicamente, sobre el tema de cómo adaptarnos a un mundo en constante cambio. Es realmente divertido y muy ilustrativo, sus protagonistas son unos ratoncitos que viven en un laberinto y ven como su queso se acaba y tienen que decidir si quedarse sin queso, lamentarse por ello y extinguirse o salir a buscar nuevo queso. Evidentemente, el “queso”, es un objetivo: el negocio, el trabajo, la empresa, dinero, amor… y el laberinto, es el mundo real.

El libro presenta una serie de conclusiones como son las siguientes:

  • El cambio ocurre (el queso no cesa de moverse)
  • Anticípate al cambio (prepárate para cuando se mueva el queso)
  • Controla el cambio (olfatea el queso con frecuencia para saber cuándo se vuelve rancio)
  • Adáptate al cambio con rapidez (cuanto antes te olvides del queso viejo, antes disfrutarás del nuevo)
  • Cambia (muévete con el queso)
  • Disfruta del cambio (saborea la aventura y disfruta del sabor del queso nuevo)
  • Prepárate para cambiar con rapidez y para disfrutarlo una y otra vez (el queso no cesa de moverse)

El mundo siempre ha sido cambiante, en el sector turístico también, por supuesto, y más durante los últimos años. La pregunta que nos hacemos es: en general, ¿somos conscientes de cómo está cambiando todo en el sector turístico y si queremos aceptarlo?

Desde laura&miro creemos que en gran parte del sector la respuesta es: No.

Nosotros hemos constatado la existencia de algunos modelos de empresas turísticas para sostener esta afirmación. Por supuesto, que estos comentarios no quieren ser ni peyorativos, ni despreciativos, simplemente, queremos resaltar unas situaciones reales que existen y que creemos son debidas a la falta de atención o aceptación del cambio. Todo ello comentado con todo el “cariño”. Los ejemplos podrían aplicarse a cualquier tipo de empresa del sector:

El hotel de toda la vida, con clientes de toda la vida:

El hotel que desde hace 3 generaciones es un hotel de “toda la vida”, con clientes “de toda la vida”, con personal “de toda la vida”. Un hotel con un nombre reconocido, con clientes que llevan 40 años viniendo cada año, que cuando terminan sus vacaciones ya reservan para el siguiente año, un hotel con personal educado, profesional y uniformado de forma impecable…. Pero que desde hace años ve como su nivel de ocupación va descendiendo y su precio medio también. Y su rentabilidad.

El hotel acomodado:

Otro hotel situado en una típica zona turística en la que la touroperación internacional ha sido tradicionalmente muy importante y ha funcionado muy bien, un hotel para el que la comercialización consistía en firmar 2 ó 3 contratos al año en garantía y no tenía que preocuparse más que en limpiar habitaciones y dar de comer cada día. Pero el destino deja de tener demanda e interés para los touroperadores y éstos deciden no programar ni el destino, ni el hotel. El hotel, de la noche a la mañana, se queda sin clientes sin saber dónde buscarlos.

El que no quiere ver:

Un hotel que ha trabajado siempre con la touroperación tradicional, sin web propia, ni acción on line en los nuevos portales de viajes de internet. El cambio en el modelo de distribución turístico le ha dejado fuera del mercado en pocos años. Sigue sin tener web propia, ni sabe cómo gestionar las puntocom y poco a poco ve como su negocio va languideciendo.

El de otro tiempo:

Otro hotel con muchos años de historia, que vivió los inicios del turismo en su zona, que fue uno de los primeros y únicos, y todo iba muy bien durante mucho tiempo. Pero el destino creció, el turismo aumentó, se abrieron nuevos hoteles, modernos, grandes y comercialmente preparados, pero el hotel de muchos años de historia sigue con el mismo mobiliario, mismas colchas y mismas cortinas que cuando abrió…

Evidentemente, el mundo de la empresa es como la selva, es una evolución continua en la que unos nacen para que mueran otros, es una lucha por la supervivencia y así funciona.

Estos ejemplos ficticios, aunque muy reales, pueden aplicarse a todo tipo de empresa turística y no turística.

La cuestión es:

¿En qué bando queremos estar?: ¿En el de los que evolucionan con el cambio y sobreviven? o ¿con los que se extinguen?

Planteado, así, lógicamente, todos contestaremos que queremos estar en el lado de los que sobreviven y evolucionan, pero entonces hay que actuar, hay que moverse a buscar el “nuevo queso”.

Por lo tanto y como conclusión:

1.- No nos acomodemos, lo que sirve hoy, tal vez mañana no sirva.

2.- No esperemos a que las cosas vayan mal, porque tal vez sea tarde, seamos exigentes e inconformistas, busquemos la excelencia y la mejora continua.

3.- Dispongamos de sistemas de medición y de alarmas que nos indiquen que se está produciendo un cambio (termómetros), como ratios o encuestas de calidad.

4.- Formémonos continuamente, procuremos estar al día en el máximo de campos posibles.

5.- Salgamos de casa, miremos qué pasa en el resto del mundo, aprendamos de los mejores.

6.- No temamos a equivocarnos, seamos valientes y probemos cosas nuevas.

7.- Escuchemos a los especialistas y profesionales especializados en cada materia. No podemos saber de todo, ni estar al día en todas las materias.

8.- No echemos las culpas al entorno, a la sociedad, al Gobierno, a la crisis o a la globalización, nosotros mismos somos los principales responsables de lo que pasa en nuestra casa.


Feb 24 2011

El pequeño hotelero de hoy: ¿Hombre orquesta?

Hoteles pequeños, familiares, con encanto, rurales, pequeñas joyas por descubrir en lugares maravillosos, establecimientos con solera, de toda la vida, de aquellos que nuestros abuelos ya iban de vacaciones, y nosotros pasábamos nuestras vacaciones en ellos cuando éramos unos niños y ahora vamos con nuestros hijos. Hoteles que después de generaciones de trabajo, los clientes eran como de la familia. Pero también nuevos establecimientos que aspiran a dar continuidad a este estilo de pequeño hotel independiente, en el que el propietario es el jefe de cocina, el director y el anfitrión y conoce a los clientes por su nombre y cada día comparte unos minutos con cada uno de ellos. Continue reading